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martes, 8 de septiembre de 2009

WOLFENSTEIN




GÉNERO: 1ª PERSONA - SHOOTER
CANTIDAD DE DVDs: 2
IDIOMA: ESPAÑOL
Salida: 28 de Agosto de 2009


REQUERIMIENTOS MINIMOS

CPU: Intel(R) Pentium(R) 4 3.2 GHz or AMD Athlon(TM) 64 3400+ processor
RAM: 1GB
RAM Video Card: 256MB NVIDIA(R) Geforce(R) 6800 GT or ATI Radeon(TM) X800
Sound Card: 100% DirectX 9.0c compatible sound card
HDD Space: 8GB (Plus an additional 800MB for Windows swap file)





RESEÑA PROPIA - TODO EN JUEGOS


Wolfenstein fue el first person shoter que inició el género. Es el abuelito de todos los FPS actuales y pese a sus años merece ser respetado como clásico que es.
Actualmente tenemos este nuevo Wolfenstein que no intenta ser un clásico, sino por lo menos un digno heredero.

Como todos saben, el juego está ambientado en Alemania de La Segunda Guerra Mundial y nuestra misión es detener a los nazis, quienes intentan sintetizar un poder arcano conocido como el “Velo”. Para ello contamos con un gran arsenal de armas de época y algunas elaboradas con el poder del “Velo”, como el cañón desintegrador (mi favorita) o una especie de reloj místico, que nos brinda la capacidad
de movernos ágilmente entre nuestros enemigos, ver en la oscuridad y descubrir pasajes ocultos, entre otras cosas.
El modo de juego se profundizó al agregar un pueblo donde reside la resistencia, al cual visitaremos entre misiones y donde podremos comprar mejoras para nuestras armas, interiorizarnos en la trama o juntar tesoros ocultos. El hecho de tener que utilizar el velo para poder avanzar y eludir cuantiosas trampas, le da la suficiente variedad como para no ser un FPS genérico.
Técnicamente es un juego bien cuidado, con buenos efectos visuales y escenarios detallados, pero sin llegar a la calidad de monstruos como Call of Duty 5.
El apartado sonoro es bueno, aunque con los siempre molestos “anglo alemanes”.
En definitiva, un juego entretenido, bastante variado y de buena calidad en general; recomendado para seguidores de la serie y amantes de los FPS.



PUNTUACIÓN : 7.5

POR: JOSHUA CRIMSON

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Se dice que el régimen Nazi fue capaz de crear armas que el ser humano de la primera mitad del siglo 20 jamás hubiera podido asimilar, que el tercer Reich estaba a punto de conseguir la tecnología de combate definitiva momentos antes de su derrota a manos de las tropas aliadas. Lo que cuenta oficialmente la historia, esos combates tradicionales y con vencedores y vencidos, queda para series como Call of Duty o Brothers in Arms; toda esta amalgama de sucesos paranormales, estrambóticos y quién sabe si hasta ciertos, se reservan para una conocida franquicia: Wolfenstein.

A la espalda de id Software, y con John Romero y Tom Hall a la cabeza, se desarrolló Wolfenstein 3D, primera entrega de esta licencia que nos puso en la piel de un agente de las fuerzas especiales de Norteamérica llamado William J. Blazkowicz. Tu misión, en aquel juego de comienzos de los noventa, fue clara: mata a tantos nazis como puedas y evita que continúen realizando desagradables experimentos para crear todo tipo de criaturas. La violencia explícita, la jugabilidad y la frescura convirtieron aquel videojuego en todo un referente dentro de la acción.

Ahora, más de 15 años después del lanzamiento del original y con diversas secuelas en el mercado, entre ellas el excelente Return to Castle Wolfenstein, Activision Blizzard se alía con Raven Software para desarrollar un nuevo videojuego basado en esta conocida licencia. Los militares germanos de la etapa nacional socialista y sus aberraciones con forma de experimentos nos esperan en este juego de acción en primera persona para PC, Xbox 360 y Playstation 3. ¿Cómo encajará la franquicia en los tiempos que corren?


III Reich y otra dimensión
A mediados de la década de los cuarenta llegan tiempos difíciles para el III Reich. El régimen nazi, capitaneado y dirigido por Adolph Hitler, está a punto de caer derrotado en la Segunda Guerra Mundial. Los aliados estrechan el cerco a los ejércitos del país germano, que pasa a creer que todo está perdido. La única solución posible para solventar esta complicada situación es recurrir a las malas artes del esoterismo y a la investigación científica. Combinando ambos caminos quizás consigan abrirse paso en esta batalla perdida.
Como manda la tradición de estaBlogger: TODO EN JUEGOS - Crear entrada serie de videojuegos, durante la partida interpretaremos el papel del agente encubierto William J. Blazkowicz de la Oficina de Asuntos Secretos (OSA), quien deberá infiltrarse en un pueblo perdido de Alemania donde, al parecer, se están llevando a cabo experimentos paranormales. Antes de pasar a la acción, observaremos cómo en una cinemática J. B. destruirá un navío alemán apoyándose en un extraño artilugio con poderes sobrenaturales, cuyo origen nos embarcará en esta investigación.


Llegamos a la villa después de cruzar Alemania en tren y se nos informa sobre la posición de una mina alemana de la que se extrae el mineral que da fuerza al medallón que encontramos en aquel barco. Lo primero que destaca de Wolfenstein es que el jugador puede caminar libremente por los escenarios del juego cumpliendo los objetivos de las misiones. El título presenta una línea de misiones principales -su grueso- y otras secundarias que se pueden intercalar entre sí. Aunque el objetivo de este sistema es acabar con cualquier atisbo de linealidad, su verdadera función no consigue cumplir este reto, pues los jugadores sólo tendrán libertad para elegir de vez en cuando alguna que otra misión alternativa que será igual de lineal que el resto.

Raven Software intenta abolir por esta vía la ley de linealidad extrema que impera, por lo general, en el género de la acción en primera persona, pero a pesar del correcto planteamiento, jugando nos dará la sensación de que la libertad de movimiento no es tal como se nos deja entrever en un comienzo. Durante la aventura principal recibiremos órdenes que nos obligarán a ir de un punto a otro de la ciudad para comenzar la misión. Así, por ejemplo, tendremos que cruzar una zona determinada del pueblo para tomar un camión que nos traslade al aeródromo, los graneros o el castillo.

Ya en la mina, descubrimos que el régimen nazi está desenterrando unas ruinas antiguas y extrayendo un mineral desconocido. Avanzamos por los túneles esquivando trampas y eliminando fuerzas de la S. S. hasta que cae en nuestras manos a través de un contacto un artilugio de estética similar al que nos salvó en el barco. Cuando este aparato esté provisto del cristal determinado, nos brindará poderes sobrenaturales al conectar con una dimensión paralela llamada Sol Negro, y de donde los nazis esperan extraer el poder definitivo para acabar con la guerra.

Nuestro caminar por la aventura nos concederá cuatro poderes diferentes que podremos activar utilizando el artilugio y siempre durante un tiempo limitado que estará regido por nuestra energía del Velo, que podremos recargar reposando sobre las fuentes que la emanan. Los poderes nos permitirán aumentar nuestra velocidad, nuestra resistencia, reducir la velocidad del tiempo o incrementar la potencia de nuestras balas. A pesar de que serán útiles durante la partida -especialmente el último citado-, la variedad de poderes se nos antoja demasiado previsible.

El grado de innovación perderá todavía más pretensiones cuando veamos cómo Raven Software ha desaprovechado una de las mejores características de su videojuego. Y es que el gas que desprende el mineral y que podremos utilizar explotando bidones, acabará con la fuerza de la gravedad provocando momentos donde los elementos del escenario, enemigos y nosotros incluidos, flotarán como si estuviesen en el espacio. Prácticamente podemos contar con los dedos de las manos el número de veces que el juego saca partido a esta atractiva funcionalidad.

Pero este cuarteto de poderes paranormales de apoyo no será nuestro único aliado durante la partida, ya que William J. Blazkowicz portará en sus manos armas de fuego de todo tipo. La aventura comenzará ofreciéndonos armamento tradicional y típico de los juegos de acción bélicos basados en la Segunda Guerra Mundial. Rifles de asalto, fusiles y metralletas dejarán paso a armas tradicionales más pesadas como el lanzallamas Flammenwefer o el lanzacohetes Panzerchreck. Con nuestro devenir a través de las investigaciones nazis conseguiremos armas más sofisticadas como el Cañón de Partículas o el Arma Tesla.

La gran virtud de las armas de Wolfenstein es que se pueden mejorar durante la partida previo pago de oro y desbloqueo de sus diferentes partes adicionales (bayoneta, cargador extra, culata de retroceso, etc.) completando misiones. Nuestros fondos económicos aumentarán cuando recolectemos los sacos de oro que están ocultos por los escenarios, permitiéndonos comprar mejoras y munición para nuestras armas, y desarrollar nuestros cuatro poderes. La escasez de monedas hará que debamos ser selectivos a la hora de decidir qué armas mejorar durante la aventura.
La fauna de enemigos tampoco es que sea tan amplia si la comparamos con los anteriores juegos de la licencia. En esta ocasión nos cruzaremos mayoritariamente con soldados de las S. S., aunque tampoco faltarán creaciones tecnológicamente cualificadas como los soldados armados con un cañón de rayos, las 'femme fatale' nazis o los invisibles y pequeños soldados provistos de afiliadas garras en sus extremidades. La presencia de jefes de nivel también es más reducida, con sólo algún ejemplo destacable y una ausencia que echarán de menos los más curtidos en la serie. No cabe duda de que con esta entrega los enemigos del juego ganan en espectacularidad, pero pierden parte de su carisma original.

Hablando de carisma, otro de los aspectos fundamentales de Wolfenstein siempre ha sido la estética con la que se representan los escenarios. Esta batalla contra las tendencias paranormales de los nazis nos invitará a recorrer lugares característicos como el castillo, al que acudiremos en una misión casi fugaz, la iglesia o el hospital, donde encontraremos los únicos y escuetos momentos de tensión psicológica de todo el juego. El resto de escenarios funcionan sin brillar demasiado y estarán decorados con esvásticas a diestro y siniestro.

De Wolfenstein se puede esperar un acabado gráfico correcto, que no nos sorprende a estas alturas por la utilización de efectos innovadores o de explosiones espectaculares. Con unos modelados de personajes y armas que se podrían denominar como "estándar" en el punto donde nos encontramos en la vigente generación, este juego de acción no pasará a la historia por ser un portento audiovisual, sobre todo si tenemos en cuenta que otros juegos del mismo género profundizan más en el terreno artístico con motores gráficos similares.

La partida transcurre, por tanto, bajo el estilo lineal característico del género, a pesar de que podremos recolectar piezas de oro y documentos para profundizar más durante el título. Estos ítems adicionales estarán ocultos por los escenarios y nos servirán, como decimos, para desbloquear mejoras para las armas y otros extras. La duración para completar la partida al 100 % puede variar según nuestra destreza como investigadores. A nosotros, superando más del 70 %, completar el modo historia nos costó poco más de cinco horas.

Aquellos que deseen una mayor cantidad de horas de juego siempre podrán agarrarse al modo multijugador a través de Internet, que sin ser el colmo de la innovación y de la sorpresa, sirve para pasar el rato. De entrada, el juego ofrece poco menos de diez mapas y tres modos de juego: Deathmatch por equipos, Objetivos y StopWatch, de los que el más interesante es el segundo por su carácter estratégico. Cabe destacar que en este modo de juego online se han realizado cambios en aspectos como los poderes del velo -no se puede ralentizar el tiempo- para no crear situaciones de desventaja.


Conclusión
Wolfenstein nos resultaba, a priori, un proyecto interesante y ambicioso, que a la postre ha terminado siendo un 'shooter' bueno y de calidad "estándar". No estamos ante un alarde de innovación dentro de este género tan nutrido en la actual generación. Tampoco ante un soberbio recuerdo de una saga mítica. Lo que nunca negaremos es que este videojuego es un correcto homenaje y nos divertirá en su modo principal durante una decena de horas si queremos exprimirlo al máximo aunque jugable y artísticamente podría ofrecer mucho más. El multijugador resulta divertido -¡Qué menos se puede esperar!-, pero no es el último hito. Correcto y moderado; una ración de cacería nazi sin excesos a todos los niveles.
Lo mejor
  • Gráficamente ni sorprende ni disgusta, aunque algunos escenarios cumplan y otros hayan perdido carisma
  • La mejora de armas y poderes
  • Algunos poderes, aunque otros están desaprovechados
Lo peor
  • Sin correr mucho, se nos antoja algo corto
  • El multijugador, divertido, pero a la par poco innovador
  • Aunque trata de tapar su linealidad, no lo consigue con éxito


FUENTE: www.meristation.com