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martes, 30 de noviembre de 2010

CALL OF DUTY BLACK OPS


GÉNERO: SHOOTER / 1º PERSONA
CANTIDAD DE DVDs: 2
IDIOMA: AUDIO ESPAÑOL
               SUBTITULOS ESPAÑOL

-Cpu: Intel Pentium 4 2.8 / DUAL 1.4 GHZ
-Ram: 1.0 GB XP / 1.5 GB Vista - Win 7
-Video: Geforce 8600 / ATI X1950

-Hdd: 12 GB
PROBADO EN:
 XP SP3 / VISTA / SEVEN 32 & 64 BITS



Crudeza, intensidad, fuerza cinematográfica y conmoción bélica: Pura metralla de guerra.
Amado por unos, denostado por otros... La franquicia Call of Duty se ha convertido por méritos propios en uno de los nombres más grandes de la industria de los videojuegos. Con Black Ops ya en las tiendas de todo el mundo se disipa la duda de si los chicos de Treyarch serían definitivamente capaces de mantener la saga por sí solos tras la desaparición de Infinity Ward tal y como la conocíamos. La respuesta es afirmativa, y es que de hecho el que nos ocupa es el mejor título que este equipo ha cuajado hasta ahora.

Black Ops no está a la altura del segundo Modern Warfare, pero sí iguala en calidad al primero y es un título definitivamente superior a World at War. El videojuego basa sus fortalezas en explotar el esquema que Infinity Ward ensambló con su primer título bélico sobre la guerra, y que se ha convertido en algo así como "las tablas de la ley" del género. Treyarch infunde su toque, sí, y fulmina elementos, añade otros... aunque siempre con la intención de conservar intacto el sello de identidad de la saga: Acción de enorme fuerza cinematográfica, combates aparatosos, un apartado visual muy potente y cuidado, y una atención especialmente acusada por todo lo tocante a la vertiente on-line.

Con un ritmo trepidante y una narrativa al más puro estilo hollywoodiense, este shooter bélico pone una vez más el listón tremendamente alto a todos los estudios que buscan probar fortuna en el género, y también vuelve a reafirmar la fortaleza de la franquicia de Activision en el universo shooter.

Los Números -Historia y Campaña-
La influencia del cine ha sido siempre primordial para entender la saga Call of Duty, pero más que nunca en el caso de Black Ops, probablemente la entrega más deudora de las fórmulas de Hollywood que la IP ha visto hasta ahora. Treyarch insistió mucho durante la producción del título en su intención de crear unos lazos de empatía fuertes entre el protagonista y el público, y si bien no lo han conseguido hasta el grado que prometían, lo cierto es que en ciertos puntos la intensidad es máxima.
De hecho al comienzo de la aventura la introducción es tremendamente seca y directa, plantándonos en primera persona en una sesión de interrogatorio en la que nosotros somos la víctima. A partir de ahí la historia se basará en una sucesión continua de flashbacks que, con mucha habilidad y oficio, nos llevará de punto a punto del mundo en una trama que mezcla con generoso resultado jugable infinidad de localizaciones y épocas completamente diferentes. En los primeros compases estaremos tan perdidos como el propio personaje principal, sin saber muy bien qué está pasando, por qué estamos ahí, qué son los misteriosos números sobre los que pivota toda la trama o qué quieren de nosotros nuestros captores. Treyarch, sin embargo, elabora la trama más sofisticada y cuidada que como estudio ha realizado hasta ahora, e hila con destreza un argumento que va desgranándose entre capítulo y capítulo aportando poco a poco las respuestas necesarias, y cerrándose con un final a la altura del resto de la narrativa.
La campaña, como es tradicional en las series, apuesta por una intensidad con la que pocas franquicias de acción pueden rivalizar. Esto se consigue con una experiencia breve, que en dificultad normal puede durarnos entre cinco y siete horas según nuestra habilidad. Cabe matizar, como siempre en la saga, que la duración aumentará exponencialmente si apostamos por la dificultad Veterano, donde la experiencia Call of Duty se saborea verdaderamente por la dureza y resistencia de la IA. Como es costumbre, además, los títulos de la saga que desarrolla Treyarch son siempre algo más difíciles que los de Infinity Ward, de modo que la experiencia en el nivel máximo de dificultad es un reto desafiante, arduo y también, por qué no decirlo, en ocasiones incluso rayano en lo frustrante.


Lo más positivo del conjunto es que, sin llegar a ofrecer absolutamente ningún elemento novedoso en el modo historia más allá de su exposición en flashbacks y su propia forma de contarnos lo que está pasando, Treyarch ha conseguido un sentido tremendamente variado de la acción. No hay nada en la campaña de Black Ops que no hayamos visto ya cientos de veces en la fórmula que creó ya en el año 2003 Infinity Ward con el Call of Duty original, y que redondeó posteriormente en 2007 con el primer Modern Warfare, pero al mismo tiempo la diversidad de sus niveles consigue enganchar de tal modo que parece hacer fresco algo que en realidad no lo es en absoluto. Un capítulo en Vietnam en los sesenta, alternado con el siguiente contemporáneo en Rusia, otro en la plataforma de una lanzadera de misiles...

Los responsables del título que nos ocupa bordan la sucesión de niveles con unos decorados completamente diferentes unos de otros, a pesar de contener todos ellos un planteamiento idéntico entre sí: Acaba con todos caminando desde el punto A al B, y sigue a tu compañero dirigido por la IA de cerca a través del escenario, en un concepto que hará que muchos odien la palabra "Sigue" que nos acompañará durante toda la aventura sobre la cabeza de nuestro acompañante. Simple sí, pero efectivo, y con algunas agradables sorpresas en cuestión de contextos que, por supuesto, no desvelaremos.
Operaciones Secretas -Experiencia Jugable-
Quien no sepa qué esperar de Black Ops debe saber que sigue las trazas del shooter bélico del que la saga es abanderado a rajatabla. La entrega que nos ocupa, eso sí, hace mayor hincapié todavía en los niveles en una fórmula muy rígida, basada en unos mapeados con un diseño muy estrecho y con muy pocas posibilidades que nos permitan salirnos de los márgenes. Infinity Ward pareció apostar por abrir más los niveles en Modern Warfare 2, especialmente en algunos repletos de posibilidades como los de los barrios residenciales, por ejemplo. Treyarch, sin embargo, ha regresado a los orígenes más estrictos de la saga, algo que no es necesariamente bueno ni malo, y que desde luego no desmerece ni un ápice la calidad final del producto; pero que como cambio sí merece ser mencionado.

Por lo demás el tratamiento cinematográfico que siempre ha caracterizado a la saga tiene más peso que nunca en Black Ops, como ya hemos comentado, aunque no sólo en el foco de la forma de contar la historia, sino también en los aspectos más puramente jugables. El séptimo Call of Duty es, sin lugar a dudas, el más cargado de momentos creados para impactar al espectador, y si bien no llega al nivel de situaciones memorables de Modern Warfare 2, lo cierto es que queda muy cerca con instantes impresionantes como el aterrizaje de los helicópteros en Vietnam, las persecuciones por los tejados o el nivel ambientado en la mina de Rusia -tremendamente parecido en lo artístico al Hellghan de Killzone 2-.


¿Cómo lo consigue? Con un sentido épico y megalomaníaco del combate, que tiene sus puntos álgidos en algunos capítulos de los que no hablaremos para no estropear la experiencia de descubrirlos a los lectores. El hacernos sentir como soldados inmersos en un combate, nunca realista pero sí de película, es la principal baza del juego y lo consigue a la perfección. En todo momento estaremos acompañados por otros hombres, y a menudo contaremos con unidades blindadas o aéreas a las que incluso podremos dar instrucciones para que nos ofrezcan apoyo de fuego pesado.

Hay, además, algunos puntos esporádicos en los que tomaremos el control directo de algunos vehículos. Son, casi todas ellas, bastante cerradas en cuanto a posibilidades y fuertemente encorsetadas por el escenario, pero tremendamente efectivas. Debemos recordar que no estamos ante un juego de simulación o un arcade de vehículos, sino ante un shooter bélico que cuenta con estas porciones para dar "algo de color" a los niveles, de modo que su presencia, aunque ligera, es tremendamente efectiva.

Y es que la acción de Black Ops es tan aparatosa como cabría esperar de un Call of Duty. Explosiones por todos los lados, muchas unidades en pantalla, grandes ofensivas a posiciones enemigas y también los siempre intensos bastiones a defender de oleadas y oleadas de soldados rivales. Todo ello aderezado, además, con una violencia tan salvaje que, en ocasiones, parecerá completamente desproporcionada. Ésta puede ser activada o desactivada al gusto del espectador para no herir a los más sensibles, e incluye mutilaciones, algunas de ellas tan exageradas que rozan lo cómico, así como algunas secuencias de lo más intimidatorio: De hecho un interrogatorio hacia la mitad de la campaña, y del que no daremos detalles, es de lo más desagradable que hemos visto en mucho tiempo; no sólo por lo que muestra, que es terrible, sino porque somos nosotros mismos los que infligimos ese daño de forma interactiva a la persona secuestrada, algo que siempre aumenta el impacto.
En el Punto de Mira -Gráficos y Tecnología-
La saga Call of Duty ha sido tradicionalmente una franquicia muy avanzada en lo visual con respecto a otros títulos bélicos, y Black Ops no es una excepción. En esta ocasión Treyarch labra el que, también en lo sensorial, es el videojuego más completo que han realizado hasta ahora.


A nivel artístico el salto con respecto a World at War es fascinante. La variedad en la que hemos insistido tanto anteriormente entre un nivel y otro no sólo beneficia a la faceta jugable, sino que compone un logro a nivel de dirección artística tremendamente impactante. Las diferentes atmósferas que componen la campaña individual están inusitadamente bien compuestas, y se apoyan en unos decorados muy trabajados, en una iluminación única para cada una de ellas y en un estilo totalmente genuino para cada capítulo del que se beneficia el programa en general.

Por lo que respecta al modelado de personajes estamos ante un título que tiene las mismas crestas de ola y caídas que todos los productos del estudio californiano. Los rostros de los personajes principales, por ejemplo, son fantásticos, y en algunas secuencias son tan buenos y expresivos que son capaces de portar la carga dramática de secuencias sin necesidad de usar cinemáticas. Por otro lado en otras ocasiones son sorprendentemente toscos, con desproporciones latentes entre partes de su cuerpo, manos por ejemplo, y algunos rostros para NPCs enemigos que están demasiado por debajo de la media.
En los escenarios las conclusiones son las mismas. La mayoría de elementos son fantásticos, prácticamente el 90% de ellos, pero en algunos casos concretos no brillan tanto. Algunas texturas no están a la altura, los modelados de determinados vehículos dejan mucho que desear y, por ejemplo, el primer nivel ambientado en Cuba está sorprendentemente por debajo del resto en todos los aspectos estéticos. Nada que ensombrezca el apartado gráfico en general si no es mirado en detalle, pero todos ellos elementos que en definitiva sí merecen ser reseñados.